Finalmente se publicó lo que llevaba hablando desde 2019. Gracias a la Dra. Verónica Martinez-Marignac del CONICET, genetista disciplinada en biología celular y molecular con especialidad en oncología y metabolismo del cáncer fue de clave para culminar esta importante investigación y el apoyo de la Dra. Silvina Richard en biología celular y genética.
Nuestros hallazgos nos llevaron a concluir la razón porqué había una relación inversamente directa entre la parasitosis de Plasmodium, la cual es conocido como malaria, y la incidencia o nuevos casos de cáncer. Todo comenzó con un artículo científico publicado por la Universidad de Stanford, California, en el 2018 donde inoculaban a ratones con cáncer para que crecieran masas tumorales y luego inyectaban los mismos tumores con una secuencia genética. Esta secuencia genética llamada CpG no metilado activa una parte del sistema inmunológico para que pueda afrontar las células tumorales y causar regresión tumoral gracias a las células T efectoras. Con estas inyecciones de CpG no metilados causaron una regresión tumoral del 50% de los sujetos inoculados con cáncer, el cual mitad de los ratones ya no tenían cáncer.
Por dirección divina, llegué a reconocer en el nuevo libro de inmunología edición 2019 que el Plasmodium tenía dicha secuencia genética, el cual también estimulaban los mismo receptores llamados TLR-9 (toll like receptors 9) el cual las inyecciones de CpG no metilados estimulaban la proliferación de las células T efectoras para marchar en contra de las células neoplásicas. ¿Entonces como se podía comprobar esto? Solicitamos permiso del Ministerio de Salud de Brasil para poder hacer la investigación en el Hospital Adventista de Manaus para tener acceso a las historias clínicas de los pacientes con infecciones de malaria en los últimos 12 meses y pacientes con diagnóstico de cáncer en los últimos 5 años. Sin embargo, la solicitud fue respetuosamente negada y tuvimos que trabajar en base en la evidencia científica ya publicada en epidemiología de malaria y cáncer. Esos datos cuantificables eran suficientes para poder determinar la clara relación inversa entre estos dos grupos. Comparamos varios paises de Sudamérica donde habían exposición de malaria, en especial en Brasil, donde el sistema de salud fue mejorando contra la lucha contra malaria y la innovación de nuevos fármacos para dar un declive en la incidencia de malaria. Sin embargo, durante los mismos años que fue disminuyendo los nuevos casos de malaria, comenzó a aumentar los nuevos casos de cáncer.
Aparentemente, la infección aguda de la malaria ayudaba a ser un factor de protección contra cáncer de acuerdo a nuestros datos epidemiológicos y bibliografía inmunológica. Cabe recordar que la infección por malaria puede ser riesgo de mortalidad porque causa anemia severa por la lisis o rotura de los glóbulos rojos. En los glóbulos o células rojas es donde se carga la hemoglobina para poder transportar moléculas de oxígeno a todos los tejidos de nuestro organismo para mantener la vida propiamente dicha. ¿Para que sirve esta información? Claramente Dios ha dejado una contingencia en nuestro sistema inmunológico para afrontar esta enfermedad tan temible por todo el mundo. En hoy día, aunque los avances en la tecnología y la medicina dan un suspiro para poder alargar la vida en un pequeño porcentaje de las personas tomando tratamientos convencionales contra cáncer, todavía no dan clara evidencia porqué no pueden afrontar estas enfermedades neoplásicas con mayor éxito y menor efectos adversos a los tratamientos.
Otra inspiración divina que vino de lo alto de los cielos: ¿Si nosotros tenemos una genética donde la inmunología puede afrontar esta enfermedad y la malaria tiene una genética el cual puede estimular nuestro sistema inmunológico para dicho mecanismo de acción, puede ser que alguna planta pueda tener dicha secuencia genética para causar los mismos mecanismos de acciones? La respuesta es SI. Dios jamás nos deja sin respuestas a nuestras necesidades. Dentro de ellas están el tomate, el col chino, maíz, tabaco, arroz y otras más. Ahora tenemos que buscar una manera de como crear una respuesta inmune usando estos alimentos. Ya hay ensayos pre-clínicos demostrando que el ADN aislados de algunos de estos alimentos estimulan el sistema inmune de la misma manera para afrontar masas tumorales. Solamente que comiendo estos alimentos no inicia una respuesta inmune como ya descrita por inyecciones del CpG no metilado. Sin embargo, ya se comenzó a organizar con algunos genetistas para poder encontrar una manera adecuada y salvo para inducir esta respuesta inmune y hacer un ensayo en ratones, así confirmar que se puede hacer en personas un día. Oremos para que Dios siga guiando estos proyectos tan necesitados.
- Leonel Mondragón -
Essiac Latinoamérica. Prevención es protección.
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